Un Producto Mínimo Viable (PMV), conocido como MVP (por sus siglas en inglés: Minimum Viable Product), es un concepto clave dentro de la metodología Lean Startup, que busca desarrollar productos de manera iterativa y ágil. El objetivo principal siempre es validar una idea con el menor esfuerzo posible, aprendiendo de la interacción de los usuarios con una versión inicial del producto.
Eric Ries, autor del libro The Lean Startup, define un MVP como «la versión de un nuevo producto que permite a un equipo recopilar la máxima cantidad de aprendizaje validado sobre los clientes con el menor esfuerzo posible».
En términos simples, un MVP es la versión más sencilla y funcional de un producto que resuelve un problema principal del usuario, permitiendo a los desarrolladores validar sus hipótesis antes de invertir más tiempo y recursos.
Objetivo de un Producto Mínimo Viable. ¿Para qué sirve un MVP?
El objetivo de un MVP es claro: aprender rápidamente del usuario real con el menor gasto de tiempo y dinero posible. Esto implica ofrecer una versión básica del producto que sea funcional, para observar cómo los usuarios interactúan con él y entender si se alinea con sus necesidades.
Es importante destacar que “mínimo” no significa improvisado ni de baja calidad. Un MVP debe ofrecer valor desde el principio, resolviendo un problema de manera efectiva y permitiendo iteraciones basadas en el feedback del usuario.
Errores comunes al crear un MVP:
- Considerarlo como un prototipo: Un MVP debe ser funcional y utilizable, no solo una maqueta o concepto.
- Lanzarlo sin objetivos claros: Sin hipótesis a validar, no hay aprendizaje significativo.
Henrik Kniberg lo define perfectamente en una de sus ilustraciones acerca de lo que debería ser un MVP.
La pirámide del Producto Mínimo Viable
Cuando hablamos de un MVP, es común asumir que basta con que sea funcional y confiable, pero esto ya no es suficiente en un mercado competitivo. La pirámide del Producto Mínimo Viable nos ayuda a entender qué aspectos son esenciales para un MVP moderno:
- Funcional: El producto debe resolver un problema real del usuario.
- Confiable: Debe ser estable y generar confianza; no puede fallar en su propósito principal.
- Usable: Un MVP debe ser sencillo de usar, garantizando que los usuarios puedan interactuar con él sin fricciones.
- Diseño: Aunque no es imprescindible que el diseño sea premium, un diseño cuidado (aunque básico) marca la diferencia, ya que mejora la percepción y experiencia del usuario.
¿Qué nos enseña esta pirámide?
Un MVP ya no puede ser simplemente funcional y confiable. Hoy en día, los usuarios esperan una experiencia agradable y sencilla desde el primer contacto, lo que hace que la usabilidad y un diseño básico pero profesional sean elementos clave incluso en una versión mínima del producto.
Tipos de MVP
Existen diversas maneras de validar una idea mediante un MVP. Algunos de los enfoques más comunes son:
Landing Page
Una página web simple donde se presenta el producto o servicio. El objetivo es medir el interés de los usuarios, por ejemplo, a través de captación de correos electrónicos o clics en botones clave.
Vídeo
Un vídeo explicativo que ilustra cómo funciona el producto. Este método permite validar la idea sin desarrollar un producto funcional.
Smoke Test
Consiste en ofrecer un producto a la venta (por ejemplo, en un sitio web) y, cuando el usuario intenta comprarlo, mostrar un mensaje indicando que no hay stock. Esto ayuda a medir la intención de compra y el interés.
Conserje
El producto o servicio se ofrece de manera manual. Por ejemplo, realizar tareas que en el futuro serán automatizadas para validar el valor que el producto aporta a los usuarios.
Conserje-Mago de Oz
Se presenta como si estuviera automatizado, pero en realidad todo se realiza manualmente detrás de escena. Es útil para validar funcionalidades antes de desarrollar la tecnología necesaria.
Crowdfunding o Pre-venta
Lanzar una campaña de crowdfunding o pre-venta permite medir el interés real y recaudar fondos para desarrollar el producto.
Componentes clave de un MVP
Un MVP no solo debe ser funcional, sino que debe equilibrar tres aspectos esenciales:
- Valor para el usuario: Resolver un problema real y aportar un beneficio tangible.
- Viabilidad técnica: Ser factible de construir con los recursos y tecnologías disponibles.
- Factibilidad de negocio: Generar ingresos o validar su sostenibilidad económica.
Ejemplos de MVP exitosos
- Dropbox: Validó su idea a través de un vídeo que mostraba cómo funcionaría el producto. La gran respuesta del público les permitió avanzar en su desarrollo.
- Airbnb: Sus fundadores probaron el concepto alquilando un espacio en su propio apartamento, antes de construir la plataforma completa.
- Zappos: Crearon una tienda online sencilla y compraban los zapatos en tiendas locales, enviándolos manualmente a los clientes para validar el modelo de negocio.
Beneficios y Costes de un MVP
Beneficios:
- Validación temprana: Permite comprobar si el producto satisface una necesidad real.
- Ahorro de recursos: Evita desarrollar características innecesarias desde el inicio.
- Feedback real: Proporciona datos valiosos para ajustar el producto según las expectativas del usuario.
- Menor riesgo: Reduce la probabilidad de fracaso en el mercado.
Costes:
- Inversión inicial: Aunque limitado, requiere planificación estratégica y desarrollo básico.
- Gestión de expectativas: Es importante comunicar a los usuarios que están probando una versión inicial.
Conclusiones y enlaces
Un MVP es mucho más que una simple versión inicial; es una herramienta estratégica para validar ideas, aprender de los usuarios y optimizar recursos. Sin embargo, en un mercado competitivo, no basta con que sea funcional: la usabilidad y el diseño básico pero cuidado son imprescindibles para generar confianza y atraer usuarios desde el inicio.
Al equilibrar funcionalidad, confiabilidad, usabilidad y diseño, un MVP se convierte en un puente sólido hacia el desarrollo de un producto completo y exitoso.
Óscar López Poveda
Diseñador UX/UI y de producto digital.
Soy Óscar López y vivo diseñando y creando ideas, me encanta descubrir, aprender y compartir todo lo que aprendo sobre entornos, productos digitales y UX. Me apasiona el diseño y siempre estoy abierto a apuntarme a un «bombardeo» de poryectos y descubrir personas que les apasione el mundo digital.